La enseñanza en el aula, dentro de un espacio fìsico y delimitado, puede ser muy cómoda y segura. Sin embargo, su funcionamiento puede verse supeditado a la asistencia, disposición horaria de nuestros estudiantes y de nosotros mismos como docentes, quienes debemos gestionar otros espacios, cumplir con otras tareas del día a día o simplemente planear nuestra siguiente clase. Para superar estos aspectos físicos podemos ayudarnos de la tecnologías de la información y comunicación, las ya conocidas TIC.
La tecnología nos brinda muchas ventajas, especialmente en el ámbito de la enseñanza-aprendizaje de segundas lenguas. La educación en línea, por ejemplo; con la flexibilidad de impartir o tomar clases desde cualquier parte del mundo mientras viajas, convirtiéndonos en nómadas digitales. Nos permite tener un mayor alcance a los usarios interesados en su formación y actualización que por motivos laborales o personales no se pueden trasladar a un aula física. En este sentido, podemos incluso llegar a combinar métodos tradicionales presenciales con material adicional o complementario que nuestros estudiantes puedan consultar en una plataforma educativa interactiva y en horarios diferidos. Así pues, podemos reforzar contenidos, realizar prácticas de lengua, retroalimentación vía videoconferencias o colgar píldoras educativas que resuelvan dudas especifícas entre nuestros estudiantes, etc.
¿Y tú qué otras ventajas encuentras en el uso de la tecnología en las clases de segundas lenguas?